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Planeación Financiera. ¿Cómo priorizar?

En esta etapa las personas tienen un trayecto recorrido y quieren conseguir nuevas oportunidades personales, familiares y profesionales. Cuentan con experiencia laboral y conocen los productos y conceptos financieros básicos.

El camino que conduce a los 40 años trae consigo grandes responsabilidades: adquirir una vivienda, contratar seguros (médicos, para el carro y las propiedades), construir el patrimonio familiar e invertir para incrementar los recursos actuales.

La treintena es una edad de muchas tentaciones. Los ingresos crecen producto de esa experiencia laboral que ahora se premia con mejores ingresos, por lo que, algunas personas, tienden a pensar que tendrán dinero suficiente y que hasta les quedará algo para ahorrar sin mucho esfuerzo. La realidad es que, así como entra más dinero, surgen nuevos gastos asociados a la independencia financiera.

Es importante encontrar un equilibrio en esta etapa y no dejarse llevar por objetivos o deseos a corto plazo, que cuando se presentan de forma recurrente tienden a descapitalizar lo logrado hasta ahora. Las personas en esta etapa deben enfocarse en adquirir bienes esenciales; por ejemplo; compra de vivienda, fortalecer el perfil profesional a través de la educación, ahorrar en familia y en general, crear seguridad financiera con miras al futuro

A continuación algunos consejos para mejorar las finanzas personales que pueden ponerse en práctica durante ese camino, según las necesidades y el perfil financiero de las personas que tienen entre 30 y 40 años:

1. Tiempo evaluar mejores ofertas salariales y continuar creciendo profesionalmente

Puede que ya se cuente con una considerable experiencia laboral como para evaluar un ascenso tanto profesional como financiero. El aumento salarial en sí es una de las claves para mejorar la situación financiera, particularmente en una etapa en la que se empiezan a adquirir grandes responsabilidades.

Aspectos como mayor formación y fortalecimiento del perfil profesional actual se traducen en mejores resultados, por lo que un porcentaje del dinero proveniente de los nuevos ingresos debe destinarse a potenciar las habilidades profesionales para seguir mejorando el currículum: cursos, diplomados, mentorías, etcétera.

2. Vivir acorde con la situación económica: gastar menos de lo que se gana

La clave es mantener el gasto bajo control, pese a las múltiples tentaciones del corto plazo. Como hay mayores entradas de dinero, las personas comienzan a buscar un estilo de vida que, en ocasiones, puede sobrepasar su situación económica real y que básicamente está más asociado a los impulsos que a necesidades evidentes.

Es necesario conocer cuáles son las entradas fijas de dinero y cuáles las variables, compararlas con los gastos fijos y, de estos, decidir cuáles son prescindibles. Si se gasta más de lo que ingresa, se entrará en una riesgosa situación de números negativos y se recurrirá a créditos y otras opciones de endeudamiento innecesarias que afectan la salud financiera.

Ojo con los pequeños gastos o “gastos hormigas”, aquellos que pasan desapercibidos pero que suelen impactar el presupuesto, como salidas diarias, encuentros con amigos y antojos semanales. Muchos de estos pequeños gastos pueden equipararse a un mes de gasolina o de vacaciones, por ejemplo. Es importante diferenciar los pequeños lujos de las necesidades reales.

Contar con un presupuesto real y realizarle el respectivo seguimiento de manera rigurosa, se convierte en una herramienta clave para el control de los ingresos y gastos tanto personales como familiares.

3. Crear y mantener un fondo de emergencia

Los imprevistos siempre están ahí: enfermedades, pérdidas de empleo, cambios abruptos en la economía, desastres naturales, entre otros. No avisan y puede que no ocurran, pero es necesario tener un fondo de emergencias para afrontarlos. Así se gana tranquilidad y se pierde el miedo a abordar desafíos.

El fondo de emergencia debe tener los recursos suficientes para mantener la misma calidad de vida entre seis meses a un año sin percibir ingresos. No solo se trata de ahorrar esa cantidad sino de hacer inversiones en activos que tengan liquidez y que permiten que el dinero crezca con algo de rentabilidad.

Por ello, una de las principales recomendaciones para la planeación financiera es contar con un fondo de emergencia para imprevistos.

4. Adquirir seguros en pro del bienestar

Los seguros son necesarios para afrontar contingencias como problemas de salud, supervivencia o daños a terceros. Los seguros permiten dar continuidad al plan de vida en situaciones de emergencia o de vulnerabilidad. Lo ideal es tener seguros de vida, de accidentes personales, de salud y de invalidez.

A partir de los 30 años, las personas están en plena capacidad de producir y entregar sus mejores resultados, por lo que asegurarse y asegurar a sus familias es sumamente importante. Es la oportunidad de mitigar los riesgos.

5. Es momento de invertir

En esta etapa en que se comienzan a generar mayores ingresos, es un momento ideal para invertir, y así construir el patrimonio a través de nuevas alternativas adicionales al dinero proveniente del salario.

Usualmente las inversiones se orientan a conformar el patrimonio de la familia, adquirir la vivienda (con fondos propios o financiados, ejemplo créditos hipotecarios) y ahorrar para la educación de los hijos.

Es clave recordar que existen diversos mecanismos de inversión como compra de acciones, divisas, bonos, fondos de pensiones voluntarias, depósitos a plazo fijo, bienes raíces, entre otros.

Para evitar riesgos innecesarios por desconocimiento de la realidad del mercado financiero y de capitales, es clave recurrir a un Experto Financiero para recibir la orientación adecuada respecto de las opciones de inversión más adecuadas según el perfil de riesgo de cada persona y sus objetivos o metas financieras.

6. Fortalecer el ahorro pensional

Después de los 30 años es necesario comenzar dimensionar cuánto dinero se va a necesitar luego de concluir la etapa laboral e iniciar la de retiro, en función de los ingresos y gastos que se tendrán, y aportar un buen porcentaje de los ingresos al seguro social y al fondo de retiro o jubilación.

Es importante conocer las opciones de inversión de los recursos pensionales a través del Sistema de Multifondos, el cual permite a las personas que tienen su dinero en un Fondo Privado de Pensiones, destinar sus ahorros, justo en esta etapa de la vida, a portafolios más arriesgados de inversión, los cuales en un horizonte de largo plazo contribuyen a consolidar y crecer los recursos destinados para la pensión.

Otros mecanismos importantes para consolidar el ahorro pensional son los aportes voluntarios a los fondos de pensiones obligatorias y los aportes a fondos de pensiones voluntarias, los cuales ofrecen beneficios financieros y tributarios que se pueden aprovechar durante la vida laboral productiva y más importante aún, contribuyen los recursos disponibles al momento de llegar la etapa de retiro.

7. Incrementar la capacidad de ahorro

Aparte del ahorro que se destinará fines pensionales, para invertir y para tener un fondo de emergencias (que son ahorros de mediano y largo plazo), también se debe ahorrar para proyectos a corto plazo que permitan mejorar la calidad de vida en esta etapa. Los expertos recomiendan que el ahorro, después de los 30 años, debería ser entre el 10 y el 20% del salario.

Para que el ahorro sea eficaz, es fundamental ahorrar el mismo porcentaje cada mes, bajo criterios de constancia y perseverancia.

Con estas recomendaciones se podrá tener una planeación y evaluación financiera adecuada que permita tomar decisiones informadas, que permita alcanzar el equilibrio financiero necesario entre las finanzas personales y familiares, para así construir un capital que permita mirar en el futuro, con menos preocupaciones de por medio.

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