Los profesionales con experiencia son líderes que han asumido situaciones de todo tipo; positivas y negativas, y la experiencia obtenida a los largo de la vida los fortalece. Son visionarios, inspiradores, enfrentan el cambio de forma positiva, establecen indicadores, se toman tiempo para reflexionar sobre sus acciones diarias, no le temen al fracaso y convierten las barreras en oportunidades Conoce aspectos claves en esta etapa profesional de tu vida.

¿Cuántas veces hemos escuchado la frase “la práctica hace al maestro”? Seguramente muchas. La experiencia es fuente de aprendizaje continuo y a medida que pasan los años se vive y se aprende más.

Esto es clave en el campo laboral, porque la trayectoria juega un papel determinante en la toma de decisiones y en la forma de liderar equipos. Al pasar los años se desarrollan muchas habilidades y se han vivido infinidad de éxitos y fracasos; todos con lecciones importantes que en esta etapa se asumen con madurez.

A esa edad, los profesionales han formado parte de equipos durante mucho tiempo y han sido capaces de aprender de cada persona a su alrededor; han construido su propio camino y ahora pueden ocupar posiciones de liderazgo que les permitan moldear las habilidades y los comportamientos de otros, así como evaluar sus competencias y gestionar su talento.

Claves del liderazgo efectivo

Los buenos líderes escuchan a los demás, diseñan una estrategia y arman un equipo ideal para llevarla a cabo. Por su experiencia, son capaces de tomar decisiones importantes para la organización y participar en su agenda. La estabilidad es clave; por ello se comprometen mucho en el papel de líder y buscan servir de guía a los miembros de sus equipos, para que estos perduren en el tiempo. Los líderes maduros:

● Son visionarios:
Tienen metas claras y conocen dónde están y a dónde quieren llegar. Construyen panoramas retadores y manejan muy bien las herramientas para lograr lo que se proponen. Sus experiencias anteriores les permiten manejar distintos escenarios y hacerlo con seguridad, porque ya han obtenido resultados buenos (y no tan buenos).

● Inspiran:
Son modelos a seguir; por lo tanto, predican con el ejemplo, actúan en función de los resultados que quieren obtener con sus equipos y sirven como guía o maestros. Nunca dejan de soñar, pero tienen los pies en la tierra.

● Empoderan:
Son conscientes de la importancia de rodearse de personas que sumen. Por eso construyen equipos a la medida de las necesidades de la organización, invierten en su formación, desarrollan su talento y evalúan sus competencias. Una de las características más determinantes de los líderes es que delegan y hacen saber con frecuencia sus impresiones a las personas de su equipo.

● Promueven el cambio:
Siempre van un paso adelante. Saben que para alcanzar metas hay que innovar constantemente y se plantean un abanico de posibilidades para obtener resultados. Estancarse no es una opción.

● Establecen indicadores:
En el campo laboral lo que no se puede explicar con números no tiene ningún impacto. Por lo tanto, los líderes son capaces de establecer criterios para medir tanto el desempeño como los resultados de su equipo.

● Se toman tiempo para pensar y reflexionar:
Según un estudio publicado en Harvard Business Review, las personas que dedican al menos quince minutos al final de su jornada para escribir sus reflexiones sobre lo que hicieron bien o mal y las lecciones aprendidas pueden mejorar su desempeño un 20%. Un buen líder se autoevalúa y se reta constantemente.

● No le tienen miedo al fracaso:
A pesar de que muchas situaciones exitosas surgen de fracasos, es frecuente que las personas sientan miedo a equivocarse. Los líderes maduros son capaces de afrontar las situaciones de riesgo y asumirlas con responsabilidad, así como de crear espacios de discusión sobre estas situaciones con su equipo.

Fortalece estas estas habilidades que son claves en la etapa de vida en que te encuentras.